Debemos aprender a reconocer las actitudes correctas que otorgan puntos al candidato
Encontrar a la persona indicada para un puesto de trabajo es una tarea delicada. La mayoría de nosotros conocemos algunas señales de alerta como la impuntualidad, hablar mal de trabajos anteriores, poca precisión en las respuestas, exageración de cualidades, etc. Sin embargo, al mismo tiempo, debemos aprender a reconocer las actitudes correctas que otorgan puntos al candidato.
Conocen de antemano la empresa
Esas personas que han investigado sobre la compañía demuestran interés por saber dónde podrían trabajar, contrariamente a aquél que sólo busca un trabajo en cualquier lugar. Tienden a estar mejor y es más probable que den mejores resultados. Por lo tanto, si se han tomado el tiempo para sumergirse realmente en la empresa, podrían ser los adecuados para el cargo.
Un punto más a favor es que hayan estudiado los principios, la misión, la visión y los objetivos generales. Es decir, si los leyeron y se los aprendieron quiere decir que el trabajo sí les interesa.
La pasión flota en el ambiente
El candidato adecuado debería estar interesado en su compañía, y si puede ver su entusiasmo en su lenguaje corporal y la emoción en su voz, es una gran señal.
Si recordamos cómo uno habla de aquello que le apasiona, podemos reflejar esta misma pasión cuando el entrevistado responde a nuestras preguntas.
Concisos y eficientes en el manejo de tiempo
Coordinar una entrevista es ya una tarea agotadora por la cantidad de postulantes. Si además le sumas el tiempo que inviertes con profesionales que redundan, se van por las ramas o simplemente le dan vueltas al tema sin enfocarse en la respuesta, tenemos como resultado un agotamiento total.
Es clave que los interesados sepan corresponder a los entrevistadores con respuestas oportunas, precisas y cortas. Un profesional que utiliza eficientemente el tiempo en una entrevista, es un profesional que, muy probablemente, trabajará de la misma forma.
Las ideas fluyen
Como profesionales de Recursos Humanos, conocemos muy bien los problemas cotidianos de nuestra empresa. Por tal razón, es una buena oportunidad plantear una situación crítica como ejemplo durante la entrevista para conocer cuál sería el proceder de nuestro entrevistado.
Es probable que nos topemos con respuestas genéricas y poco innovadoras, sin embargo, también tenemos chances de que uno de ellos nos brinde una pepita de oro. Son pocos los que lo hacen, por eso la recompensa sería darles el trabajo.
La entrevista se convierte en charla.
Claro, usted desea respuestas a sus preguntas, pero no siempre conducirá la conversación. En su lugar, puede que exista un natural feedback. Una señal de que el candidato es participante de la entrevista y no un simple “respondedor”. Estos profesionales tienen preguntas inteligentes preparadas para usted y ambos parecen conocerse de años durante la conversación.
Luis Trino
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